Por qué trabajar con un Corredor de Seguros

Un Corredor de Seguros es aquel que actúa como intermediario de varias compañías aseguradoras,  sin estar vinculado en exclusiva a ninguna de ellas, comercializando contratos de seguro a sus clientes. En el mundo anglosajón se conoce como Broker.

A diferencia del agente exclusivo, que está vinculado contractualmente a una única compañía de seguros y que trabaja para ella, el Corredor puede comercializar los productos de cualquiera, trabajando para el tomador y representándolo ante la aseguradora. Puede actuar en nombre de sus clientes (con autorización de éstos)  haciendo las gestiones necesarias e incluso tramitando directamente los siniestros.

Podemos definir pues a un Corredor de Seguros como aquella figura que actúa como intermediario entre los clientes y las aseguradoras y cuya función es el asesoramiento profesional sin vinculación exclusiva con ninguna aseguradora en busca del seguro que mejor se adapte a las necesidades y demandas del cliente, aportando siempre un valor añadido que represente la profesionalidad y saber hacer de la profesión tal y como se indica en el Código de Ética Profesional de los Productores de Seguros y Reaseguros.

Por tanto, la forma más eficaz y rentable de contratar un seguro es indudablemente a través de una Correduría de Seguros: por profesionalidad, independencia y siempre pensando en las necesidades reales de los clientes buscando el producto más idóneo y justo,  estando a su lado en el momento de siniestro, puesto que sin ellos no existiríamos.

Los Colegios deberían fomentar constantemente lo que los Corredores significan como garantía de la contratación, para evitar los desmanes que cada vez más se producen entre distribuidores y compañías buscando más cantidad que calidad.

Parece ser que el “todo vale” para producir es lo único interesante en un afán desmedido de recaudar y sin pensar en las consecuencias y así, convenios con Banca, Líneas Directas y como no,  Agentes Afectos,  que cumplen fielmente lo que la marca a la que representan les mandan con la “amenaza” constante de objetivos de producción con el riesgo de no continuidad por incumplimiento, hacen una agresividad continua de “colocar productos” como sea.

Las campañas deberían de ser continuas y sistemáticas hasta conseguir una “conciencia  aseguradora” que impida a las compañías y bancos campar a sus anchas siendo las injusticias aseguradoras máximas

Hay que comunicar  a los clientes fielmente la diferencia que hay entre los distintos canales de distribución, para que libremente decidan.